La arquitectura va más allá de lo que se puede ver, más
allá de lo material y se dirige hacia lo conceptual. Esta conlleva un proceso,
no es solo el resultado final que se puede apreciar por todos, sino que es un
conjunto de conceptos hechos en uno. Es un hecho que cada persona tiene una percepción
diferente de cada distinta creación. Es por esto por lo que debemos saber
manejar los fundamentos del diseño arquitectónico para así poder satisfacer la
mayor cantidad de personas utilizando nuestro conocimiento y brindarles una
mejor experiencia sensorial.
El uso del espacio es esencial para la navegación dentro
de una estructura. Tener un sentido de espacio nos ayuda a movernos libremente,
a tener un sentido de dirección. Sin su inclusión, la arquitectura no existiría,
ninguna estructura real tendría sentido alguno sin el fundamento del espacio.
Por ejemplo, un edificio que está desordenado no es fácil de navegar, dificulta
a las personas poder moverse y provee una mala experiencia a la hora de entrar
y permanecer en este. Mientras que un edificio bien organizado facilita la
manera de uno moverse, permitiendo así, que el cliente tenga una buena
experiencia y haciendo más fácil que este quiera volver.
Diferentes organizaciones o patrones crean
diferentes percepciones y, por lo tanto, diferentes experiencias. Como
arquitectos nos deberíamos enfocar en la experiencia que se les brinda a los
clientes, y que esta sea una experiencia llena de satisfacción para ellos. No
solo los espacios importan dentro de una estructura, sino también el cómo se
manejan, es decir, cómo complementan a otros elementos dentro de la estructura.
Por ejemplo, las ventanas, la iluminación, las formas, los colores, todo esto influencia
de cierta manera el estado de ánimo que un edificio quiere fomentar. Estos colores
e iluminación pueden complementar el espacio que brinda un edificio. Todo esto
puede influenciar a una persona en cuanto a sus memorias de ese lugar, o hasta los
sentimientos que le brinda ese edificio y la experiencia que queremos dar nosotros
como arquitectos.
Es un hecho que para que una estructura cobre vida,
esta requiere de materiales. Sin embargo, estos por sí mismos no pueden funcionar,
sino que se deben ser integrados a una noción de lógica estructural. Una noción
que sea entendible por todas sus partes, desde el arquitecto y su equipo hasta
el resultado final que disfrutarán los clientes. Para que esta noción se lleve
a cabo en su totalidad, el sistema debe cumplir con ciertas expectativas. Este
debe servir como método de protección contra fenómenos ambientales, debe ser
construido para que pueda soportarse a sí mismo, y debe servir como un sistema
controlado que resulte en una magnífica comodidad, permitiendo así un ambiente en
el que el cliente pueda disfrutar de una experiencia gratificante en su
totalidad.
No solo los clientes ven el estilo de arte de un
arquitecto mediante el edificio, sino que también se inspiran a través de esa
obra. Mediante la manera en que se manifiestan las emociones de los clientes, se
crea un sentido de inspiración y un sentido creador. Iniciando así un ciclo de creatividad
y de habilidad artística empezando desde el simple paso de la observación. Al
crear un ambiente dedicado hacia los clientes, estos se sienten apreciados y
mejora su manera de sentirse dentro de este lugar. Es por esto por lo que podemos concluir
que el buen manejo de recursos y el buen conocimiento de los fundamentos puede
satisfacer de manera exponencial al cliente.
Referencias:
Isado, J. (2014a). 3121 enlaces.
3121–4213. Recuperado 2021, de
https://www.isado.net/el-gesto-arquitectonico-refs
Isado, J. (2014b). 3121 referencias.
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Isado, J. (2014c). 3121 sesiones.
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(2021).
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